Tanto la construcción como decoración de estilo mediterráneo nace de la esencia y cultura de países como Italia, Grecia, España y Marruecos. Las costas de estos países se caracterizan por recorrer largos kilómetros de mar azul y por disfrutar de la luz y el calor del sol la mayor parte del año.
Tres son los pilares del estilo más difundido en la Costa Blanca: fresco, luminoso y acogedor. Hablamos de territorios con temperaturas anuales promedio superiores a los 18 grados y cuyos habitantes buscan disfrutar de los espacios exteriores, pero al resguardo del sol. Es por lo que dichos espacios exteriores, ya sea patios, terrazas o solárium, se caracterizan por estar cubiertos, ya sea por estructuras metálicas o vigas de madera que sostienen toldos de caña. ¿El resultado? El resguardo perfecto del sol bajo un sugerente juego de luces y sombras.
La ventilación e iluminación se favorecen por puertas y ventanas amplias, brindando espacios acogedores y frescos. El objetivo principal de este tipo de viviendas es proporcionar espacios agradables y en sintonía con el entorno.
En cuanto a los colores, la mayor estrella de este estilo es el blanco, encontrado en los revestimientos de fachadas y en interiores. El color azul también puede ser encontrado haciendo referencia principalmente al mar, y aportando una sensación de bienestar y tranquilidad. Es importante destacar que los colores no aportan únicamente a la estética, sino que al ser tonos naturales no absorben el calor.
A su vez, en la arquitectura mediterránea priman las formas simples, limpias y elegantes que estéticamente generan una imagen mucho más sobria y mucho más minimalista.
El principal beneficio de estas viviendas es entonces el de resistir a los entornos calurosos aportando el mayor confort y frescura a quienes las habitan. Sin lugar a duda, la arquitectura perfecta para las costas españolas y para quienes eligen su hogar bajo el sol en esta región.