Salvo por excepciones; como centros sanitarios, transporte público, residencias y farmacias; hace dos semanas que en la provincia de Alicante ha dejado de ser obligatorio el uso de mascarillas en espacios interiores. De esta manera se pone fin a una de las medidas adoptadas para frenar los contagios de COVID y que estuvo en vigor por más de dos años. Sin embargo, se recomienda llevarla en espacios con mucha gente y con poca ventilación.
La mayoría de los alicantinos agradece el fin de la prohibición y más aún de cara al verano. De hecho, la costumbre de utilizar la mascarilla había decaído considerablemente en los últimos meses.
Se cree que es momento de empezar a tratar al COVID como un virus endémico, y aunque se espera un repunte de casos debido a la movilidad de la población, el mismo no tendrá un impacto importante en las hospitalizaciones. Esto se debe al alto porcentaje de individuos vacunados, y a que la mayoría ya han pasado la enfermedad, dando como resultado casos “poco graves”.
Los investigadores acuerdan que las perspectivas son buenas, alentando a los Alicantinos y a quienes visiten la provincia a disfrutar de las actividades que brinda la ciudad y sus alrededores, apelando a la consciencia y responsabilidad de la gente como la mayor medida para protegernos.